Soltera Oleksandra 35 y.o., de Poltava ID 880282

¡Hola! Soy Aleksandra Shevchenko, artista de corazón y de profesión, y doy vida a lienzos y espacios por igual. Nacida y criada en Poltava, he pasado 34 vibrantes años explorando distintas paletas de la vida. Mido 170 cm y compagino mis 60 kg como madre de dos almas preciosas y diseñadora de interiores. Aunque navego sola por los matices de la vida, mis ojos llevan el sereno azul del cielo de Poltava, que refleja tranquilidad y profundidad.

Mi vida se abstiene del humo de los cigarrillos, y en su lugar se entrega al susurro ocasional del vino, que se hace eco de historias de viñedos lejanos. He volcado mi pasión en convertirme en diseñadora de interiores, con una rica formación en educación superior especializada en diseño de interiores. Mi carrera es un lienzo que muestra mi amor por la estética y la funcionalidad, salpicado de creatividad y precisión.

Cuando no estoy reimaginando espacios, me encontrarás perdida en el mundo del arte, con pinceladas que hablan más alto que las palabras. Cocinar me permite experimentar con sabores como con colores, creando obras maestras comestibles. Mis pies vagan a menudo, buscando el abrazo de la naturaleza durante largos paseos, o bailando al ritmo de los latidos de mi ciudad natal cuando patino o juego al voleibol.

Mi mente encuentra consuelo en las páginas de libros de psicología y autodesarrollo, en un esfuerzo constante por crecer y comprender. El fitness es la poesía de mi cuerpo, narrada en el lenguaje de la fuerza y la resistencia, una historia que se cuenta a menudo en el gimnasio. Una vez fui bailarina de ballet, y aún oigo la llamada del escenario susurrando en mis movimientos.

Soy una experta en thrillers y dramas, y he vivido mil vidas a través del parpadeo de la gran pantalla. Mi viaje me ha llevado a los cálidos abrazos de Turquía y Egipto, y al consuelo familiar de mi querida Ucrania. El café es mi compañero silencioso, ya sea en forma de un robusto espresso o de un espumoso café con leche.

Dibujo, cocino, paseo, leo libros de psicología y autodesarrollo, voy al gimnasio, patino, juego al voleibol.
Sonó la escuela de ballet.

Busco a un hombre que se asemeje a una obra de arte bien pensada; elegante y compuesto, con una narrativa que destile educación, amabilidad y atención. Su presencia sería una sinfonía de humor desenfadado e inteligencia, que haría de cada momento una melodía para recordar. La creatividad es la música que yo bailo, y espero que él escuche las mismas melodías.

En esta vasta galería llamada vida, me imagino a mi pareja como un esteta, apreciando los detalles más sutiles, pero lo suficientemente audaz como para dar un paso atrás y admirar el panorama general. No se trata de buscar la perfección, sino de crear algo bello juntos, entre defectos y salpicaduras. El optimismo es nuestro pincel común, y con cada pincelada sacamos lo mejor de cada uno.